L'1 de febrer (només falten dues setmanes) convocarem la 6a edició del nostre PREMI DE NOVEL·LA CURTA.
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Per il·lustrar aquesta entrada hem triat l'obra de la pintora Francine van Hove
Reivindica el món del cartró reutilitzat i segueix l'estela de les editorials CARTONERAS de llatinoamerica. Contempla tot el cicle de vida d'un llibre: escriptura, maquetació, creació de les portades, de forma artesal, cap igual a una altra; enquadernació; promoció, distribució i venda... I, més enllà, farà tallers, recitals, xerrrades, presentacions... Va neixer el 2013, al cor del Gòtic, a la plaça de la Verònica. BCN
Los que están en La Cabuda Cartonera lo tienen claro. No van a obtener ganancias económicas de ese proyecto. Así nació y es por eso justamente que uno de sus fundadores cree que la editorial avanza y ha sobrevivido desde 2009.En aquest article hem descobert Beatriz Rosales i la seva lluita per a mantenir Arcoíris, la seva editorial al Salvador. Li desitjem que se'n surti bé.
Ese año es la fecha del nacimiento oficial, aunque ya en 2008 habían iniciado las primeras incursiones en las cartoneras. El concepto lo adoptaron de un movimiento que nació en Argentina a principio de la década pasada, cuando el país suramericano pasaba por una crisis económica.
Editores, correctores y diseñadores se unieron y convirtieron el momento en una oportunidad para publicar libros únicos. En lugar de usar imprentas y generar millares de copias de una edición, se toma un libro, se imprime a menor escala y reutilizando materiales como cartón se hacen las portadas. Estas son pintadas, intervenidas, creadas de manera individual.
De Argentina la cartonera fue migrando a toda Suramérica y luego a México, desde donde llegó hasta El Salvador, con Danny Portillo como uno de los padres adoptivos[...].
Pero por qué alguien se quiere meter en un proyecto que sabe con seguridad que no será económicamente beneficioso.
Danny Portillo llega al Palacio Tecleño poco después de las 10:30 de la mañana. Camina a paso lento con la ayuda de un bastón. Se sienta en una de las bancas que rodean el patio central. Hace calor y toma agua de una botella plástica que alguien le pasó dando.
Es uno de los fundadores de La Cabuda Cartonera. En la plática en medio del calor agrega que además el modelo no es barato. Imprimir solo 100 libros es caro y haciendo los cálculos del costo por libro queda en alrededor de $30, que incluye el costo de impresión, de edición, maquetación y la creación de la portada: “(Lo hacemos) porque nos gustó mucho la idea, la filosofía, porque vimos que era necesario hacerlo”, dice sentado en una banca del palacio municipal tecleño, donde se lleva a cabo una feria de libro.
Durante estos seis años, la cartonera salvadoreña ha publicado 38 títulos. Los primeros tres años fueron los más fructíferos, con 30 libros, pero el ritmo decayó y en los últimos han publicado solo ocho. “Cada uno de los miembros del proyecto, bueno, empieza a trabajar en otras cosas... porque el proyecto nuestro no nos da para una sostenibilidad económica personal”.
Cada libro es único porque cada portada es única. Algunas nacen del capricho, otras por el diseño que trae el cartón o como libro a la carta que el cliente lo hace a su gusto. Pero que el exterior sea artesanal no significa que no le presten cuidado al interior.
Detrás de un libro hay más historias de las que cuentan sus letras. Entre sus páginas también se esconde un trabajo de carpintería, minucioso, que no solo involucra al autor que firma la obra. A este lo acompaña un editor cuyo papel es más que revisar la ortografía.
Idealmente, el editor aconseja al autor en temas centrales del libro como la estructura, el estilo, pero también se encarga de estudiar el público, el diseño del libro y la forma en que este será distribuido.
El proceso de edición tratan de mantenerlo como en cualquier otra editorial, menos algunas salvedades. La política de La Cabuda Cartonera es no rechazar publicaciones. Las aceptan, pero debe pasar por un proceso de edición.
—La mayoría de cosas que nos llega a las editoriales independientes tienen mucho un proceso literario más de catarsis que un proceso literario que esté afinado, terminado. Y eso corresponde, pues sí... la gente quiere ser escuchada y para ser escuchada piensa que el libro es una vía.
Imagen original: Contes. Joan Brossa (1987) |